Alfonso Mareschal
Expertos

Llegar a la presidencia de un organismo como el Consejo Internacional de Enfermeras (CIE), que es el órgano de representación de todos y todas las enfermeras del mundo, no es, desde luego, un reconocimiento cualquiera. Que, además, recaiga sobre un enfermero español, el primero en ostentar el cargo hasta la fecha, le añade aún mucho más mérito a la gesta. Y hace que, desde 'Prospecto Sanitario', no sólo queramos darle la enhorabuena, sino también valernos y aprender de su conocimiento y experiencia: tanto de la profesión, como de los diversos Sistemas Sanitarios que la integran.

PREGUNTA: En primer lugar, muchísimas felicidades por el reconocimiento: convertirse en el primer presidente español del Consejo Internacional de Enfermeras (CIE), organismo que engloba a más de 30 millones de profesionales a lo largo y ancho del planeta. ¿Qué representa para usted? Y en especial: ¿cómo lo afronta?

 

RESPUESTA: Con gran responsabilidad, pero también con un profundo sentimiento de compromiso con las enfermeras y con la profesión. Ser el primer enfermero español en este cargo es una oportunidad para hacer visible el papel fundamental de las enfermeras en todo el mundo, pero también para lograr todos los retos y desafíos que la profesión tiene pendientes de alcanzar. Afronto esta nueva etapa con humildad y teniendo claro que la escucha activa de nuestras profesionales será la clave para diseñar políticas y marcos de actuación que impulsen y empoderen a la enfermería en todos sus contextos y en todos sus ámbitos de actuación.

 


P: Al comienzo de sus ‘Notas sobre enfermería. Qué es y qué no es’ (Masson, 1990), la madre de la enfermería moderna, Florence Nightingale, anotaba lo siguiente: “Se ha dicho y escrito montones de veces que en toda mujer hay una buena enfermera. Yo creo, por el contrario, que los auténticos elementos de la enfermería son casi desconocidos”. Bajo su criterio y experiencia, ¿cuáles serían esos elementos?

 

R: Las palabras de Florence Nightingale siguen resonando en la actualidad de la profesión, donde nos encontramos que las enfermeras siguen reducidas a estereotipos y relegadas profesionalmente.

 

Las enfermeras tienen instinto y vocación, pero la profesión ya trasciende esos elementos y ha logrado posicionarse al primer nivel de la Sanidad mundial. Hoy, la enfermería se sustenta en la evidencia científica, en la investigación, en el juicio clínico y en un conocimiento holístico de las personas.

 

Las enfermeras cuentan con determinados dones innatos, pero sigue siendo una disciplina que lleva detrás mucho trabajo, esfuerzo, sacrificio y formación. Hoy, las enfermeras son autónomas en sus decisiones, y esto les permite poder tomar decisiones complejas en escenarios críticos. Además, son investigadoras, y la toma de decisiones siempre viene avalada por la evidencia y rigurosidad científica, algo para lo que están ampliamente formadas. También son líderes y un agente fundamental en la transformación del Sistema Sanitario. Y, por último, su resiliencia les hace cuidar, acompañar y curar desde el compromiso ético.


En el CIE coincidimos con Florence Nightingale, como no podría ser de otra forma, porque estos son auténticos elementos de la profesión, sin embargo, estos valores siguen sin estar reconocidos ni valorados, y eso es en lo que tenemos que seguir trabajando. Como Consejo Internacional de Enfermeras, seguiremos luchando por lograr el reconocimiento de la profesión traducido en Políticas Sanitarias, inversión y respeto por el trabajo de profesionales que ponen en juego su vida personal y profesional para cuidar de las personas en todo el mundo.

 

 

P: En esas mismas ‘Notas’, intentando definir la profesión –y acotar sus responsabilidades y competencias–, Nightingale también apunta: “Una mala sanidad, una mala arquitectura y una mala administración a menudo hacen imposible cuidar. Pero el arte de la enfermería debe contar con todo eso […]”. A este respecto, ¿cómo se encuentra la profesión? ¿Cuenta, hoy por hoy, con los apoyos y soportes necesarios, de los que ya hablaba Nightingale en el siglo XIX?

 

R: El principal obstáculo al que nos enfrentamos es la escasez de enfermeras y el poco reconocimiento que nos dan desde las Administraciones. En muchos lugares, la enfermería todavía continúa siendo una profesión de segunda y deben entender que sin enfermeras no habrá salud. Desde el CIE debemos marcar las políticas que garanticen al mundo unos cuidados profesionales basados en la más sólida evidencia científica, debemos partir de la unión y de la colaboración mutua entre sus miembros para lograr sus objetivos.


Además, resulta imprescindible que trabajemos para potenciar el liderazgo enfermero en todas las regiones. Para ello, es muy importante apoyar a la enfermería joven, que será el futuro de la profesión. Debemos ofrecer formación continuada y que una enfermera de un país con menos recursos pueda beneficiarse de la formación que se da en otros. Formación y liderazgo están unidos, y así debe seguir siendo en esta nueva etapa que comienzo en el CIE.

 

La escasez de enfermeras es un problema a nivel mundial, y afecta a todos los países del mundo porque las necesidades de cuidados de la población, con el envejecimiento y la cronicidad, no dejan de aumentar. En muchos países en vías de desarrollo, la enfermera es el único profesional sanitario al que tienen acceso, pero no son suficientes para prestar todos los cuidados que precisan. Es un mal endémico que debemos solucionar a nivel global.

 

Otro problema añadido es el de la migración de profesionales, generalmente de los países menos favorecidos hacia aquellos que pueden ofrecer mejores condiciones laborales, lo que, en muchas ocasiones, agrava el problema anterior de escasez de profesionales. Deben implantarse modelos en los que se apueste por aumentar las plazas en las universidades, pero también por potenciar el trabajo, el desarrollo profesional, con mejores condiciones para que las enfermeras quieran estar en sus países y no haya un éxodo masivo entre regiones.


Sin duda, esos problemas son globales, comunes y requieren acciones urgentes y coordinadas tanto a nivel nacional como internacional.

 

 

Jose-Luis-Cobos-Presidente-CIE

 

D. José Luis Cobos, en el último Congreso del CIE, celebrado en Helsinki, donde fue nombrado presidente.

 


P: En una de sus primeras intervenciones tras la toma de posesión de la presidencia del CIE, usted mismo habló de promover el liderazgo de la enfermería en todos los ámbitos: “asistencial, docente, investigador, gestor y político”. Para lograrlo, entiendo que habrá que recordar y poner en valor, una vez más, los méritos de las enfermeras y de los enfermeros en todos esos campos, ¿verdad? Así que, ¿por qué no nos adelantamos y lo hacemos aquí primero? Es decir, ¿qué le parecería recordar, en seis o siete titulares, qué le aporta la enfermería a cada uno de los ámbitos del Sistema Sanitario?

 

R: En España tenemos a los profesionales mejor valorados en los Sistemas Sanitarios de todo el mundo. Empezando por la formación, estamos al máximo nivel.

 

Tenemos cuatro años de formación en la Universidad, algo que, salvo pequeñas naciones que tienen cinco, nos sitúan al máximo nivel de formación básica. Además, tenemos la posibilidad de desarrollo con máster y con doctorado. También contamos con un programa de especialidades con un sistema de residencia, que sigue el mismo modelo que el de otras profesiones sanitarias de nuestro país. Este sistema de formación bajo el modelo de residencia para los especialistas enfermeros es pionero en todo el mundo.

 

Conviene no olvidar que, por ejemplo, podemos dirigir proyectos y grupos de investigación. Sin duda, todavía quedan muchos aspectos para desarrollar la legislación al 100 %, porque las especialidades, por ejemplo, no están completamente implementadas. Tenemos mucho por hacer, pero somos un claro refernte. Por ejemplo, la consulta de enfermería en Atención Primaria en España, autónoma, es un hito a nivel mundial y así se percibe: aunque para nosotros sea algo cotidiano y consolidado, no es habitual en el resto del mundo.


Y, además, hemos conseguido que los políticos aprobasen una estrategia de cuidados. Estamos a la vanguardia mundial, aunque eso no quiere decir que no nos quede mucho camino por recorrer.

 

 

P: A este respecto, ¿cuáles serían sus principales requisitos?

 

R: Nuestro objetivo es redefinir el impacto de las enfermeras en la salud pública y comunitaria. Esto pasa por impulsar su desarrollo profesional, integrarles en los diferentes niveles de decisión, capacitarles y formarles para que puedan liderar cada vez más equipos y, lo que es fundamental, diseñar estrategias y políticas sanitarias que mejoren la atención y los cuidados de la población. Precisamente para esto existe el CIE: para transformar la vida de las enfermeras, pero también de la población a la que tratamos y cuidamos.

 

Vamos a impulsar el liderazgo enfermero, promover una mayor autonomía profesional, apoyar la investigación y la formación avanzada, especialmente para la enfermería joven que, en definitiva, son el futuro de la profesión. Nuestro objetivo es poner en marcha un CIE que empodere a las enfermeras y que defienda, por ejemplo, la prescripción enfermera como un derecho, no como una aspiración. No queremos enfermeras que pidan permiso para liderar, sino que lo hagan con garantías y con la seguridad de saber que son imprescindibles para el funcionamiento del sistema.

 


P: Su llegada al Consejo Internacional de Enfermeras (CIE) no ha sido fruto de la casualidad, eso seguro. Antes, en elConsejo General de Enfermería (CGE) de nuestro país ejercía como vicepresidente III, y participó en iniciativas tan interesantes y necesarias como el desarrollo de la prescripción enfermera, que aún sigue dando de qué hablar. Ahora, que tiene que elevar el foco y pensar, ya no sólo en los enfermeros españoles, sino en todos y en todas las enfermeras del globo, ¿crees que nuestro Sistema Sanitario podría ser tomado como ejemplo o debemos mirar, mejor, hacia otro lado? Dicho con otras palabras: ¿usted siente que hay muchas diferencias entre los diversos Sistemas Sanitarios (Inter)nacionales? Por ejemplo: ¿qué importaría al nuestro? ¿Qué exportaría al resto?

 

R: Los recursos, las condiciones laborales o el acceso a la formación son las principales diferencias que destacamos, o, por lo menos, las más notables en la actualidad. Las enfermeras de países en vías de desarrollo cuentan con pocos recursos, infraestructuras o equipamientos, lo que se suma a que trabajan en entornos de alta presión, con poca protección laboral, donde predominan Sistemas de Salud debilitados. Ellas se convierten en las únicas figuras sanitarias al alcance de la población, y esto implica asumir responsabilidades y funciones complejas sin los medios necesarios, ni la formación y especialización suficiente. En países occidentales, sin embargo, contamos con unos profesionales mucho más autónomos, que participan en la toma de decisiones, que lideran Programas de Salud y, en definitiva, donde su rol está más reconocido, a pesar de que aún queda un gran camino por recorrer.


Otro problema añadido, recordemos, es el de la migración de profesionales, generalmente de los países menos favorecidos hacia aquellos que pueden ofrecer mejores condiciones laborales, lo que, en muchas ocasiones, agrava el problema de escasez de profesionales, tal y como ya hemos comentado.

 

 

Jose-Luis-Cobos-Presidente-CIE

 

D. José Luis Cobos en el acto que lo reconocía, el pasado 10/05/2025, como el nuevo presidente del CIE.

 


P: Hablando de grandes distinciones entre modelos [sanitarios], ¿cómo valora las características de la profesión enfermera dentro de los Sistemas Público y Privado [de Asistencia]? Si hablamos del peso de la enfermería en cada uno de ellos, ¿concurren grandes discordancias? De ser así, ¿qué podría adoptar un modelo del otro –y viceversa– para mejorar sus circunstancias?

 

R: La enfermería cumple un papel esencial tanto en los Sistemas Públicos como en los Privados de Asistencia Sanitaria. Sin embargo, es innegable que existen diferencias significativas en el modo en que se reconoce, estructura y potencia su labor dentro de uno y otro modelo.

 

En el ámbito público, las enfermeras cuentan con un papel más consolidado dentro de los equipos multidisciplinares, tienen mayor vinculación a estrategias de salud comunitarias, lideran la prevención, la educación para la salud y ofrecen esa continuidad asistencial. Pero, en este ámbito, se encuentran con determinados obstáculos que les impiden su avance profesional, como es la sobrecarga asistencial, que además afecta de forma directa a los pacientes, o los escasos espacios de liderazgo que venimos reclamando desde las instituciones representantes. Otro problema al que nos enfrentamos en el ámbito público son los sistemas de contratación, mucho más rígidos y lentos que en el Sector Privado.

 

El Sistema Privado, por su parte, ofrece unas condiciones laborales más competitivas. Por ejemplo, la conciliación y la atención personalizada de este sector hace que las enfermeras puedan impulsar su desarrollo profesional con mayor facilidad en este ámbito, aunque uno de los frenos son las diferencias salariales con el Sector Público.

 

Independientemente del modelo a adoptar, lo que hay que considerar es el valor que tienen las enfermeras en cualquier ámbito sanitario, y su contribución al mismo. La calidad de sus cuidados, su autonomía y formación les sitúan como un pilar estratégico en cualquier Sistema de Salud, tanto Público como Privado. Además, siempre hemos abogado por un modelo sanitario donde se sitúe a la persona en el centro de los cuidados.

 


P: En el ámbito de la gestión sanitaria, en general, y de la gestión sanitaria centrada en la enfermería, en particular, ¿qué riesgos –y factores de riesgo– serían los más importantes [a evitar, claro]?

 

R: Los obstáculos y riesgos a los que se enfrenta la enfermería en la gestión sanitaria no son solo estructurales, sino también conceptuales y culturales, como indicaba en cuestiones anteriores.

 

En el CIE debemos luchar por acabar con la invisibilidad de las enfermeras en los espacios de toma de decisiones. Debemos de estar representadas en todos los niveles estratégicos para que el Sistema Sanitario cuente con la perspectiva enfermera para ofrecer unos cuidados eficientes, equitativos y de calidad. No aprovechar nuestras competencias, formación y especialización simplemente hace ineficiente el Sistema.

 

Otra problemática actual es que, en la gestión de los cuidados, el paciente no está en el centro; y esto hace que no se tengan en cuentan los condicionantes sociales, los resultados en salud o la experiencia del paciente, lo que compromete su seguridad en salud.

 

Y, por último, la ausencia del reconocimiento profesional de competencias avanzadas, la escasez de enfermeras, la falta de conciliación, las agresiones a sanitarios, la falta de plazas EIR, la falta de implementación real y total de las especialidades… todo ello hace que la motivación del personal decaiga. Ahora mismo, atendemos a un panorama profesional donde el agotamiento del personal es absoluto. Por eso, desde las instituciones debemos seguir trabajando por entornos laborales seguros, motivadores, pero, sobre todo, queremos avanzar hacia modelos más humanos, sostenibles y efectivos.

 


P: Y dentro del ámbito asistencial, ¿cuáles serían los riesgos derivados del Acceso al Sistema Sanitario a los que las enfermeras y enfermeros se enfrentan a diario? De entre todos ellos, ¿cuáles atajan con éxito y en cuáles hay que trabajar un poco más –desde el ámbito institucional, sobre todo–, ya sea para eliminarlos, prevenirlos o reducir sus efectos?

 

R: Las enfermeras son los profesionales sanitarios que están en contacto directo con el paciente. Somos las primeras caras que ven cuando acceden al Sistema Sanitario, por eso, conocemos y nos enfrentamos de primera mano a las barreras de acceso existentes. Estas pasan por las desigualdades que nos encontramos, por ejemplo, en zonas de ruralidad, en comunidades vulnerables, personas sin recursos… También debemos destacar la saturación del primer nivel asistencial, que colapsa salas de espera y sobrecarga los equipos profesionales. También es importante incidir en las barreras lingüísticas e incluso, también, en la digitalización, que no es accesible ni comprensible para muchos.

 

Por ello, hay que trabajar más en la eliminación de barreras de acceso, en el reconocimiento de los recursos humanos, para que estos puedan atender y cuidar de forma digna, pero también eficiente y, por último, lo que venimos reclamando: el reconocimiento y visibilización institucional del rol esencial de las enfermeras en un acceso sanitario digno. Desde el CIE, una de las claves de nuestra hoja de ruta es empoderar a las enfermeras para que se sientan reconocidas y preparadas para cuidar y acompañar en los procesos de salud.

 

 

P: Para acabar, y centrándome en la idea de los cuidados, me gustaría plantear una pequeña paradoja: porque, al final, ¿quién cuida de los cuidadores? Es decir, ¿están los enfermeros y enfermeras lo suficientemente protegidos? Supongo que, como presidente del Consejo Internacional de Enfermeras (CIE), ahí queda, aún, mucho camino, ¿verdad?

 

R: Sin duda, en el tema "cuidar de quien nos cuida" queda mucho camino por recorrer. Porque muchas veces nos centramos en cuidar a las personas que están ingresadas o que necesitan una atención cercana, pero nos olvidamos de quien está ahí detrás, porque también necesita cuidarse. En el caso de las enfermeras ocurre, pero también en el caso de los cuidadores informales, que ven cómo tienen que enfrentarse a una situación desconocida con un familiar o un allegado y no saben canalizar todas esas emociones. 

En el caso de las enfermeras, los Gobiernos deben apostar por potenciar la atención psicológica de los cuidadores. Que una enfermera o un enfermero no pueda irse a su casa con un problema de ansiedad por culpa de la sobrecarga de trabajo. Y esto, por desgracia, es lo que está ocurriendo: que la falta de profesionales y las condiciones de trabajo actuales hacen que tengan mayor estrés y sensación de no llegar a todo lo que hay que hacer. Esto no podemos permitirlo y debemos trabajar junto a otras profesiones hermanas para que la atención a la salud mental y la mejora de las condiciones laborales estén garantizadas entre profesionales.

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